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El cuarto mandamiento


Por suerte mi madre vive

O si no yo la viviera

Y vivirá siempre en mi

Hasta el día en que me muera

Y si la tuya no vive

Vívela en tu corazón

Porque el amor nunca muere

Sólo cambia de estación.

“Honra a tu padre y a tu madre, como Yavé, Dios tuyo, te lo tiene mandado, y tus días se prolongarán por mucho tiempo y te irá bien en la tierra que Yavé, tu Dios, te da". Dt 5, 16

Que significa Honrar a nuestros Padres?

Simple y llanamente tributarles todo el amor, el respeto y la dignidad que se merecen, por el mero hecho de ser los canales idóneos que Dios eligió para manifestarnos y cuidarnos en este plano de las formas.

Este es el Cuarto Mandamiento, el único que entraña una promesa: "y tus días se prolongarán por mucho tiempo y te irá bien en la tierra que Yavé, tu Dios, te da".

Así que quienes maldicen y se declaran en rebeldía contra sus padres, se vuelven también contra Dios, por lo que atraen también sobre si un tsunami de maldición a sus vidas.

Hay tres cosas que los hijos podemos hacer para darle fiel cumplimiento a este mandamiento:

1) Que amemos a nuestros padres con un amor que se exprese en servicio, más aún si están enfermos o muy viejitos, y especialmente, cuando ya no tienen nada más que darnos.

Honremos a nuestro Padres de manera verbal, presencial, y asistencial, con una llamada de teléfono para expresarles nuestro cariño, en el caso de que vivamos lejos de ellos; también con nuestro tiempo, y hacerlo no solo en el dia que el comercio promueve para incitarnos al consumo, sino como una cosa habitual.

2) Que le respetemos y le expresemos nuestra gratitud.

Hacerles saber que agradecemos todo lo que han hecho por nosotros, que valoramos su heroico sacrificio, y que estamos orgullosos de ellos.

3- Que seamos obedientes con ellos a menos que por desconocimiento, su mandato nos induzca al pecado.

La paternidad divina es la fuente de la paternidad humana.

Tener plena conciencia de esto, obliga al hijo a tributarle mayor respeto y obediencia a sus padres, a ejemplo de Jesús, como lo vemos en Lc 2, 51 "siguió obedeciéndoles..... vivió sujeto a ellos".

Cuando Jesús manda amar al Señor nuestro Dios y al prójimo como a nosotros mismos, cabría preguntar ¿y a quién podemos considerar como nuestro prójimo más íntimo que a mamá y papá?

“Hijo mío, observa los consejos de tu padre, no rechaces la enseñanza de tu madre.......ellos guiarán tus pasos; en tu sueño velarán por ti, y te aconsejarán a penas despiertes". Proverbios 6, 20-22

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