Jesús Maestro: tan controversial como práctico, tan original como audaz
Con más de 2,100 millones de seguidores aglutinados en unas 35 mil iglesias o comunidades cristianas alrededor del mundo, Jesús es el Maestro que mayor impacto ha causado en la conciencia de la raza humana.
Sabio Pedagogo que supo traducir los misterios del cielo a un lenguaje asequible para la gente sencilla, sin importar la hora, circunstancia ni lugar.
Así lo podemos encontrar en los evangelios enseñando a orillas del mar, encima de una barca, en las casas, en los templos, en los caminos, y hasta en el momento mismo de su crucifixión.
Además de predicar con su vida ejemplar, la grandeza de su magisterio radica en que sus enseñanzas se mantienen siempre frescas, cada vez más actuales, y como un imperativo de primer orden para los individuos y sociedades de todas las épocas.
Pero cómo no iba a ser tan buen Maestro si él era un orante siempre dispuesto a escuchar las infalibles directrices de su Padre del Cielo, de donde es oriundo, y de quien también aprendió tantas de las luminosas lecciones de vida que nos enseñó.
Teniendo al amor como centro de su doctrina, como la suprema verdad que nos libera, que nos salva, y que nos lleva a experimentar el Reino de los Cielos en la cotidianidad de nuestro diario vivir, Jesús Maestro nos capacita para una cosa tan difícil como es amar hasta a nuestros enemigos y a quienes nos persiguen.
La trascendencia de su magisterio es tal que una sola palabra suya no solamente bastará para sanarnos, sino también para salvar nuestro mundo de todas sus oscuridades y miserias: "Traten a los demás como ustedes quieren ser tratados."
Tan controversial como práctico, tan y original como audaz, reduce toda la aparatosidad de la ley, y las revelaciones dadas a los profetas, a la simpleza de dos mandamientos que caben en un solo párrafo:
"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y el más importante de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás á tu prójimo como ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas."
Una rápida y panorámica exploración de sus divinas enseñanzas nos lleva indefectiblemente a no perdernos en en los laberintos de lo urgente, sino a buscar primero el reino como la cosa más importante, el cual traerá consigo una vida libre de preocupaciones y de estrés, como las aves del cielo que sin mucho afán encuentran siempre su alimento; o como las flores del campo que ni siquiera el Rey Salomón con todo su lujo pudo vestir como una de ellas.
En Cristo encontramos la ruta hacia la grandeza y el ejercicio de la supremacía por un rumbo diametralmente opuesto al que el mundo opresor ofrece; a través de la humildad y el servicio: "El que quiera ser el primero deberá ser esclavo de todos. Porque aún ni el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate de muchos."
Así mismo, las transformadoras y revolucionarias lecciones del Maestro Supremo invierten la perspectiva benéfica del usufructo de los bienes materiales y espirituales cuando nos dice que hay más gozo en dar que en recibir, y que en la medida que damos en esa misma medida también recibimos.
Y así, aprendemos de él brillantes y convincentes consejos sobre humildad, mansedumbre, discreción, misericordia, integridad, fortaleza, buen ánimo, justicia, armonía, y por supuesto, la vital catequesis del perdón entre otros temas de relevancia capital, no sólo para una convivencia pacífica, ordenada y fructífera, sino para algo mucho más importante aún, para alcanzar la vida eterna.
Por todo esto y mucho más, de manera concluyente y tajante podemos afirmar que la decidida influencia de las enseñanzas y del magisterio de Jesús son y seguirán siendo las columnas blindadas que sostienen y sostendrán nuestro mundo, manteniéndolo a salvo del caos y del colapso total.